Tanto el ‘4 x 1.000′ como el impuesto sobre consumo,
entre otros, ahorcan el bolsillo de los colombianos
1. El “4×1.000”
La implantación de este impuesto data del
gobierno de Andres Pastrana y en sus
inicios solo era del 0.2% sobre todas las transacciones financieras, como una
salida a una crisis económica. Luego de superarse esta crisis, el impuesto no fue
retirado sino que fue vigorizado. Aunque las expectativas sugieren que en 2022
este impuesto ya no regiría, a la fecha el mismo se ha duplicado y cuando ya no
rija, será cambiado por otro más absurdo. Así opera el sistema contributivo de
Colombia.
2. Impuesto sobre la renta para la equidad (CREE)
Este impuesto absurdo no permite el crecimiento de
las verdaderas generadoras de empleo. Lleva tres años y se implementó luego que
el Estado redujera el impuesto sobre la renta tradicional del 33% al 25%. Sin embargo, las empresas legalmente
constituidas terminaron pagando el valor inicial incrementado una unidad, es
decir, el 34% en el impuesto de renta. El Estado colombiano no es competente
para generar empleo, así que por lo visto abusa como una medida de
sustentación.
3. Impuesto sobre la valorización
Este es un disparate comparado con los otros
puestos que obliga a los ciudadanos a pagar por los proyectos de obras
públicas, teniendo en cuenta que el impuesto predial de los dueños de bienes
raíces sube anualmente, de acuerdo a los beneficios de infraestructura que el
Estado haya implementado cerca al predio, es decir , el Estado cobra hasta tres
veces lo que ya se ha financiado con otros impuestos.
4. Impuesto sobre el licor
Imagine que usted vende licor y que cada
departamento es un país con reglas e impuestos. Pues bien, así es como funciona
este impuesto. La razón es que cada departamento cuenta con una estampilla que
el distribuidor debe comprar en la localidad para poder venderlo. Esto protege
los monopolios departamentales que cobran más impuestos si el licor es
importado, puesto que los grados de alcohol supera el 35%, lo que no ocurre con el licor producido en la
localidad.
5. Registro mercantil
Las Cámaras de Comercio no pertenecen oficialmente
al Estado. Sin embargo, obliga a las empresas a pagar cada año un impuesto para
trabajar. Es como ir cada año a la Registraduría a renovar la cédula; la
afiliación a la cámara debería ser gratuita y voluntaria, y el registro
mercantil debería pagarse una sola vez para no desperdiciar tiempo ni dinero de
los emprendedores.
6. Ganancias ocasionales Este impuesto es del 10%
sobre las ganancias ocasionales. Aunque ha sido reducido gradualmente, ya que
los valores iniciales eran de 33%, es un absurdo debido a que las ganancias
refieren a herencias, legados y donaciones. El impuesto ha sido eliminado en
otros países que no recurren a impuestos absurdos como métodos de lucro.
7. Impuesto sobre el consumo
Impuesto introducido en 2013. Es adicional al IVA y aplica para las ventas
de telefonía móvil, muebles, vehículos, motocicletas y lanchas. Según el
Gobierno, el consumo es una actividad que debe ser castigada. Lo irónico es que
las panaderías y los restaurantes también deben pagar este impuesto, con una
tasa del 8% en la compra de herramientas
para la producción. El Estado no tiene en cuenta que el alimento es una
necesidad básica y no incurre al consumo.
Estos impuestos son un atropello, solo beneficia a
los recaudantes y deja limpios a los colombianos. Lo interesante es que con
tanta cosa seguimos siendo uno de los países más alegres del mundo; debe ser
que nos alegra que nos vivan explotando.
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