Pulso inexplicable entre Gobierno y ELN enfría
el optimismo por la paz
“La definición de esta agenda con
el ELN abre el inicio de la fase pública de conversaciones, la cual comenzará
en Ecuador tan pronto queden resueltos unos temas humanitarios, incluido el
secuestro. Para el Gobierno no es aceptable avanzar en una conversación de paz
con el ELN mientras mantenga personas secuestradas”. Presidente Santos.
La enorme esperanza de finalización del conflicto
armado que despertó entre buena parte de
la población colombiana y los demócratas, la presentación en Caracas por parte del
gobierno y el ELN de la decisión de pasar a la fase pública de las
negociaciones, dos años y dos meses después de los primeros contactos, ha sido
reemplazado por un gran escepticismo dado el pulso público que las partes están
adelantando.
En la rueda de prensa el mismo día y en unas
declaraciones posteriores a la Agencia de Noticias EFE por parte de Antonio
García publicadas el 1 de abril, se pudo observar que el tema del secuestro
seguía siendo un escollo fundamental. De hecho García ante la pregunta de “¿En
cuánto tiempo es previsible la instalación formal del diálogo? afirmó que,
“Mañana y pasado mañana vamos a conversar con el gobierno para terminar algunos
temas operativos y en esa reunión pensamos definir con más precisión la fecha
del siguiente ciclo en Ecuador. La idea que se maneja es que sea en no más de
dos meses para iniciar la fase pública y tocar el primer tema de la agenda”.
Pero en esa misma entrevista ante la pregunta ¿Está
dispuesto el ELN a liberar a los secuestrados para coadyuvar el desarrollo del
diálogo haciendo ese aporte? Respondió. “Lo hemos hecho. Por ejemplo, los
prisioneros de guerra se han liberado. Si un prisionero de guerra tiene implicaciones
en cosas graves con la sociedad, hechos de inteligencia militar, ha
desencadenado operaciones militares no se va a poder. Pero un militar que en
cumplimiento de su tarea o responsabilidad llega a ser prisionero pues se
considera y se libera, ya ha pasado. Ya otro tipo de hecho por motivos
políticos, económicos, muchas veces sociales pues no lo hemos considerado.
Puede ser cuestionable, pero es una política normal. Todos los gobiernos del
mundo hacen privación de libertad y hacen cárceles”.
Ya el día anterior, en la alocución del presidente
Santos para presentar el acuerdo afirmó: “La definición de esta agenda con el
ELN abre el inicio de la fase pública de conversaciones, la cual comenzará en
Ecuador tan pronto queden resueltos unos temas humanitarios, incluido el
secuestro. Para el Gobierno no es aceptable avanzar en una conversación de paz
con el ELN mientras mantenga personas secuestradas”.
De esas dos afirmaciones hechas el mismo día se
desprenden dos conclusiones. La optimista nos dice que había un acuerdo no
escrito para iniciar acciones humanitarias y de des escalamiento de la
confrontación armada que las partes no han respetado o la segunda menos
optimista es que anunciaron la fase publica sin considerar el gigantesco
obstáculo que hay en las posturas de las partes sobre el secuestro, lo que
puede dar al traste con las negociaciones.
Pero el asunto va camino de complicarse si se tiene
en cuenta que una vez producida la voladura del oleoducto Caño Limón-Coveñas el
presidente declaró “Es inconcebible que este grupo, en lugar de dar muestras
concretas de paz, insista en el secuestro y en atentar contra la
infraestructura de los colombianos, como lo hizo este viernes con otra voladura
a un oleoducto, causando inmensos daños al medioambiente por el que tanto dicen
preocuparse”, mientras en entrevista concedida al diario vasco Gara, Gabino
ante la pregunta, el presidente Juan Manuel Santos ha condicionado la
instalación de la mesa en Quito a la entrega por parte del ELN de todas las
personas retenidas. ¿Qué postura tiene el ELN al respecto? Respondió, “Cada una
de las partes tenemos muchos motivos para poner condicionantes, pero hacerlo es
ir en contra del proceso de paz, por ello nunca hemos puesto requisitos a lo
largo del proceso, esperamos que el gobierno entienda que eso sólo produce
trancas en el proceso y que si nos pusimos de acuerdo en una Agenda, lo sensato
es asumirla tal como está acordada. Queremos que llegue la paz para que se
acaben todas aquellas actividades producto de la guerra y que a todos nos generen
dolores. ¿Qué tal que colocáramos como condición para continuar los diálogos,
que liberaran los guerrilleros que están en las cárceles en condiciones
infrahumanas y muriendo por falta de atención médica del Estado?”.
Todo lo anterior permite decir que subsisten
importantes diferencias entre las partes en relación con temas sensibles y en
particular con el tema del secuestro, antes del inicio de la fase pública. Como
en el caso de las negociaciones entre el gobierno y las FARC, en necesario para
las partes tener como referente la
responsabilidad con la sociedad colombiana antes que pulsos políticos que no
benefician la negociación, y desarrollar todas las acciones conducentes al des escalamiento
de la confrontación y al pronto inicio de las reuniones en Quito.
También se
necesitan los buenos oficios de
los países garantes para superar estos obstáculos y la plena disposición a seguir colaborando en la
búsqueda del fin del conflicto armado en Colombia.
Por último, es urgente decirle al ELN que resulta a todas luces
inaceptable su insistencia en validar la práctica del secuestro como forma de
financiación y que los ataques a la infraestructura van contra recursos
públicos, es decir de todos, causan significativos e irreparables daños
ambientales, afectan en muchos casos a la población civil y alimentan la causa
de los guerreristas. Pero además son las prácticas más repudiadas por la
sociedad y no se trata solamente de una matriz de opinión.
De igual
forma , decirle al gobierno y al Estado que su incapacidad para detener los
ataques contra líderes políticos y sociales y defensores y defensoras de
Derechos Humanos por un lado y la afectación a la población civil en zonas
donde se bombardea y ametralla al ELN, como en el caso del Chocó de donde se
tienen noticias de desplazamientos y confinamientos producidos por los combates
en Itsmina y el Baudó donde han sido afectadas cerca de 7.000 familias, por
otro lado, siembran dudas sobre su compromiso con la paz y los Derechos
Humanos, independientemente de la reiterada afirmación en los más altos niveles
de gobierno de que ese estado de cosas les preocupa.
adenda: Habrá que ponerle el ojo a La aprobación en
el Senado del Proyecto de Código de Policía, ya que ni el gobierno ni los congresistas han querido reconocer que más
parece un código para la guerra y no
para la paz, un despropósito que el
gobierno debe dejar de apoyar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario