¿Para qué somos periodistas?
Entres más vieja soy, más me hago esa pregunta:
¿para qué soy periodista? Ustedes, colegas, ¿se preguntan lo mismo de vez en
cuando? Por:
Claudia Morales * Subdirectora de La
Luciérnaga: 17 de septiembre de 2015
ENTRE MÁS VIEJA SOY, MÁS ME HAGO esa pregunta:
¿para qué soy periodista? Ustedes, colegas, ¿se preguntan lo mismo de vez en
cuando?
La semana pasada tuve un serio conflicto para
responder esa duda luego de ver, una vez más, la falta de humanidad a la que ha
llegado el periodismo colombiano. Con un solo caso puedo ilustrar mi decepción.
Hablo de la publicación del video con las imágenes del asesinato en Pitalito,
Huila, de la periodista Flor Alba Núñez Vargas.
Me resulta grotesco que un medio piense en ese
material como una mercancía y que no haya unos minutos de reflexión para
determinar qué es lo que pretende exponiendo de esa manera la muerte de
cualquier ser humano. Colegas, ¿si Flor Alba hubiera sido la hija de alguno de
ustedes, les hubiera gustado que midieran el número de “clicks” o el número de
televisores prendidos mientras mostraban la imagen de su muerte? ¿Cuál es el
valor informativo? ¿Es información o es morbo?
Yo estaba al aire en La Luciérnaga cuando Mario
Roberto, un twittero, me escribió y me dijo que Caracol Radio, la cadena para
la cual trabajo, tenía en su página el video. Luego decenas de personas
protestaron también contra cada medio que hizo lo mismo. Y les di la razón
porque es que, ¿para eso es que queremos ser periodistas? Podríamos escudarnos
diciendo que hay gente que consume esos contenidos pero, ¿eso justifica que
caigamos en lo más bajo de nuestra condición humana?
Revisé los textos de personas que habría que emular
para ver si aprendemos un poco aquello de ser buenos periodistas. Aunque en
honor a la verdad, dudo mucho que eso se aprenda. Encontré que el escritor y
humanista José Luis Sampedro sostuvo lo siguiente: “el miedo es mucho más
fuerte, casi desgraciadamente, que el altruismo, que el amor, que la bondad. El
miedo nos lo están dando todos los días en los medios de comunicación”. ¿Es eso
lo queremos? ¿Sembrar miedo? Y si la respuesta fuera afirmativa, ¿para qué?
La periodista Marcela Turati, que ganó el año
pasado el Premio Gabriel García Márquez, afirmó con razón que “muchas de las
redacciones están secuestradas”, y creo que por ahí podríamos explicar esa
carencia de humanidad. Estamos secuestrados por la velocidad de las noticias,
por las pequeñeces de los políticos, por la falta de verdaderos maestros que se
tomen el tiempo de guiar a los periodistas jóvenes y, sobre todo, estamos
secuestrados por la cobardía.
Un sabio al que deberíamos parecernos lo más
posible, Javier Darío Restrepo, me explicó una vez en una entrevista que el
periodismo se aprende y se perfecciona más en los errores que en los aciertos.
Y yo no podría estar más de acuerdo, pero para eso que dice Restrepo, tenemos
que tener una enorme capacidad de autocrítica, tan escasa entre nosotros los
periodistas.
Me incluyo en cada crítica porque soy parte de dos
medios y porque no por eso debo ponerme al margen de la miseria que exponemos.
En México, Kapuscinski les dijo a unos colegas que, “hay que sentir orgullo y
respeto por lo que uno hace”, y en esa medida pienso que si uno empieza a
avergonzarse, debe detenerse, pensar y proponer salidas.
Nota al margen: tener un medio de comunicación no
es ser periodista , sin embargo es
importante decir que la verdadera libertad de prensa esta en hacer
valer los principios éticos de esta profesión por sobre todo lo demás, sin
importar Egos ni presiones, ni mucho menos miedos o temores, , estos valores son:
1. Verdad y Precisión:
Los periodistas no siempre pueden garantizar la “verdad”, pero obtener los
hechos con exactitud es un principio cardinal del periodismo. Siempre debemos
luchar por la precisión, dar a todos los hechos pertinentes que tenemos y
garantizar que han sido verificados. Cuando no podamos corroborar la
información que debemos decirlo.
2.
Independencia: Los periodistas deben ser las voces independientes, no
debemos actuar, formal o informalmente, en nombre de intereses específicos, ya
sean políticos, empresariales o culturales. Debemos dejara clara ante nuestros
editores – o audiencia – cualquier afiliación política, financiera u otra
información personal que pueda constituir un conflicto de intereses.
3. La
equidad y la imparcialidad: La mayoría de las historias tienen al menos dos
lados. Si bien no hay obligación de presentar todos los puntos de vista en cada
pieza periodística, las historias deben ser equilibradas y presentadas con contexto.
La objetividad no siempre es posible, y puede no ser siempre deseable (al
narrar por ejemplo, actos de extrema brutalidad o crueldad), pero informar
imparcialmente genera credibilidad y confianza.
4. Humanidad: Los periodistas no deben dañar a
nadie. Lo que publiquemos puede ser hiriente, pero debemos ser conscientes del
impacto de nuestras palabras e imágenes en las vidas de los demás.
5.
Responsabilidad
Una señal segura de profesionalismo y periodismo
responsable es la capacidad de asumir nuestra responsabilidad. Cuando cometemos
errores, debemos corregirlos y nuestras disculpas deben ser sinceras, no
cínicas.
Escuchemos las preocupaciones de nuestra audiencia.
No podemos cambiar lo que los lectores escriban o digan, pero siempre podemos
rectificar cuando hemos sido injustos.
Amigos periodistas, ¿lo debatimos?
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